Catástrofes, terremotos, tsunamis: Intervención Psicológica

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Las situaciones de emergencia y catástrofe se han dado lo largo de toda la historia de la Humanidad, pero en los últimos años se ha producido un interés especial por prevenir y controlar esas situaciones de emergencia. Pero partamos desde el principio, y el principio es la ocurrencia de una urgencia, emergencia, desastre o catástrofe, debida a hechos naturales o no naturales, provocados por el hombre. Pensemos por un momento en la escena que podemos encontrar y en la que se encuentran inmersos las personas que la padecen. Si la pudiéramos definir con una palabra esa sería CAOS.

Dentro de ella podemos encontrar gritos, explosiones, llanto, sirenas, llamados de auxilio, destrozos, fuego, mutilaciones, sangre…

¿Qué puede sentir una persona que es víctima en una catástrofe?

Miedo, dolor, rabia, un poco más adelante estupor, impotencia, incertidumbre. Algo que podemos sentir todos, aunque en menor medida. De pronto esa persona se dará cuenta que está inmersa en un acontecimiento traumático. Pero si entendemos por trauma choque emocional que produce un daño duradero en el inconsciente, más bien tendríamos que hablar de fractura, entendida ésta como la rotura con violencia de algo. Y es que, efectivamente, lo que se produce en la persona es la rotura, la fractura, con su vida anterior, con todo lo que le servía de referencia: “Ya nada será como antes”

Pero al igual que cuando sufrimos la fractura de uno de nuestros huesos, éste se suelda y podemos seguir adelante, el sobrevivir a una catástrofe nos permite seguir viviendo, sólo tenemos que soldar esa fractura. Esa fractura externa e interna, curar las heridas físicas y curar las heridas psíquicas. Sólo tenemos que aprender a seguir viviendo asimilando y gestionando todo lo ocurrido. No es tarea fácil, requiere su tiempo.

Pero no sólo las personas expuestas físicamente a la catástrofe, sino sus familiares y amigos también padecerán en mayor o menor grado esta fractura en su vida. No podemos olvidar al personal que atenderá a las víctimas que también se verá afectado en alguna medida. Al igual que una explosión o una ola va extendiendo su radio de difusión, así se extiende la influencia de la catástrofe. Comenzando por los implicados directamente, los heridos, y extendiéndose hasta la familia, amigos, conocidos, sociedad. Todo se ve influenciado por el hecho en mayor o menor medida.

Podríamos resumir en cuatro grupos de distintos niveles a las personas que se verán afectados por la catástrofe, cada uno de ellos necesitará de un tipo de intervención.

En el primer grupo englobamos los que padecen o padecerán estrés agudo que deberá ser tratado en principio farmacológicamente y después psicológicamente, son los heridos de la catástrofe y la familia directa. En el segundo aquellos que sólo necesitarán ayuda psicológica, ente ellos podemos destacar a la familia indirecta y a los amigos. Pero también podemos incluir al personal de auxilio como médicos, enfermeros, bomberos, voluntarios… Dentro del tercer grupo encontramos personas que necesitarán desahogarse con el entorno social y si éste no es suficiente, necesitarán ayuda psicológica, son los conocidos y las personas del entorno. Y por último, en el cuarto, a los que pueden necesitar la ayuda psicológica como las personas con patologías, los supervivientes de otras catástrofes o los espectadores que sean especialmente sensibles a estas situaciones.

Lo qué puede hacer en estos casos el psicólogo es mucho y muy importante, sobre todo si se actúa en los primeros momentos en distintas áreas. Con esta intervención podemos conseguir que las personas no lleguen a desarrollar trastornos mayores. Podríamos dividir la actuación en varias fases:

  • Actuación en los inicios, ayudando a organizar los escenarios y a las víctimas en los primeros momentos.
  • Ayuda en el duelo tanto a víctimas como a familiares.
  • Actuación sobre el desarrollo de estrés agudo.
  • Intervención sobre el Trastorno de estrés postraumático.

Toda actuación en desastres y emergencias es importante y fundamental. Son necesarios los equipos de rescate, los profesionales de la salud, los medios militares… Pero también lo es la intervención psicológica desde el principio para ayudar a gestionar emociones, para aceptar los hechos, para que no aparezca la culpa del superviviente. Son muchos los campos donde se puede y se debe actuar, porque eso permitirá a la persona adaptarse un nuevo entorno, a una nueva vida, de una manera más saludable y evitando que puedan aparecer trastornos más adelante.

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