Nuevo año, nuevos retos

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Comienza un nuevo año y como siempre nos planteamos nuevos o antiguos propósitos que no pudimos cumplir. Uno de los más frecuentes es ponerse a dieta, perder algo de peso y controlar la alimentación. Para algunas personas es sólo dejar atrás los excesos de las fiestas y volver a la normalidad con comidas más sanas y equilibradas. Esto no supone un gran esfuerzo. Pero para otras personas, aquellas que presentan sobrepeso o problemas de obesidad, no basta con estar varios días cuidando la alimentación. El reto es mucho mayor y también más complicado.

Recientemente el Instituto Nacional de Excelencia para la Salud y la Atención del Reino Unido, NICE, ha publicado una nueva guía para el manejo de la obesidad y el sobrepeso en personas adultas, mayores de 18 años, poniendo el foco de atención en estilos de vida saludables.

La idea básica es que se debe adoptar un enfoque multidisciplinar donde al menos encontremos un experto en nutrición, un psicólogo y un preparador físico. Además se puede integrar en el grupo un médico para tratar los problemas físicos y enfermedades que suele llevar asociados la obesidad.

Con estos componentes lo que se busca es controlar y enseñar una nueva forma de alimentación, aumentar la actividad física y buscar el cambio de conducta, sin la cual todo lo anterior, todo el esfuerzo, no tendrá el resultado esperado a lo largo del tiempo.

Otras de las recomendaciones del NICE para que estos programas obtengan el resultado esperado es que sean programas con una duración mínima de tres meses y donde los profesionales estén lo suficientemente capacitados para realizarlos y para sensibilizar a las personas.

Es fundamental establecer unas metas realistas y acordadas con el paciente, según sus necesidades y sus objetivos. De esta forma, se garantiza con más facilidad la realización y la consecución del objetivo con éxito, lo que provocará un autoreforzamiento en el paciente que le llevará a avanzar más en sus objetivos finales.

Todo ello debe ir acompañado de la reducción del sedentarismo y el aumento de la actividad física supervisada, en todo momento, por el preparador físico que, junto con el médico, diseñarán un plan de ejercicios específicos y acorde con las necesidades y problemas médicos que presente la persona.

Pero nada de esto perdurará en el tiempo si no hay un cambio en la conducta, para ello podemos utilizar todas las técnicas al alcance de los psicólogos como son la resolución de problemas, control de la ansiedad, trabajo sobre la autoestima, etc. Pero hay además un factor importante y es el entorno social de la persona, es necesario conocerlo para comprobar el tipo de apoyo que tiene y si es necesario fomentar un cambio en el mismo.

Todo este trabajo debe realizarse dentro de un marco de respeto donde no se estigmatice a la persona, ni se la juzgue ni se sienta menospreciada.

Continuar el contacto a largo plazo es primordial para poder mantener todo lo conseguido, pero fomentando el autocontrol de la persona, que sea ella quién controle su forma de alimentación y su cantidad y tipo de ejercicio. Si se consigue el cambio conductual es mucho más fácil porque la persona habrá cambiado su estilo de vida.

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