La Universal de Toti Martínez de Lezea

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De Lezea es una autora vasca que se ha prodigado bastante (y con éxito) por el género de la novela histórica. En este género ha escrito Las torres de Sancho, La comunera o El jardín de la oca, entre otras. También ha escrito novelas juveniles. De hecho, antes de publicar su primera novela histórica (La novela de la judería, 1998) se dedicó durante veinte años a la producción de programas infantiles en televisión. En fin, que de Lezea es una mujer acostumbrada a manejar los mimbres de la narración en diferentes situaciones, y esto se nota mientras leemos esta fantástica novela.

Atentos a sus palabras, todos escuchaban su relato, al igual que antaño se reunían las gentes en torno al hogar para oír hablar de hechos extraordinarios que llenaban sus mentes de fantasías, y también de miedos

La novela está ambientada en el Madrid de comienzos del siglo XX. Me encantan los libros ambientados en Madrid, en especial de primera mitad del siglo XX, porque los personajes recorren calles que me he pateado bastante y por donde he pasado muy buenos ratos. Soy de los que van al callejón del gato, en las inmedicaciones de la plaza Santa Ana, como esos peregrinos que se dirigen al Vaticano, La Meca o al Muros de las Lamentaciones. El Madrid de esa época es además vibrante. Es el Madrid de los cafés literarios, de la corte de los milagros, de las primeras revueltas obreas y de una clase política corrupta y sectaria. No es extraño por tanto que de Lezea ambiente su libro en semejante paisaje.

El narrador de la novela es un narrador omnisciente. Es decir, no es un personaje sino una voz que conoce todo lo que ha ocurrido y nos lo va contando desde un plano superior. Sin embargo, en este caso el lenguaje cercano que utiliza para contarnos la historia y la forma en la que entra en la mente de los personajes hace que parezca un personaje más de la historia. La narración de la historia es lineal, desde el arranque la historia hasta el final, aunque hay ciertos misterios que los personajes deberán ir desentrañando. Tanto el uso del narrador como el ritmo de la novela son maravillosos. De Lezea consigue que nos quedemos pegados al libro hasta que hayamos acabado la historia.

Pero… ¿de qué va esta novela? Pues de Lezea nos plantea dos líneas argumentales. Una de esas líneas la mantiene Antón Ozaeta. Movida por las necesidades económicas Ozaeta acaba convirtiendo su casa en una pensión a la que irá llegando un público variopinto y que representan las diferentes historias que suceden en la España donde se ambienta la novela. Pasiones políticas, intelectuales y sociales que tienen que hacer cualquier cosas para conseguir llevarse algo a la boca y encontrar un lecho al final del día.

Paralelamente nos encontramos a Ignacio Wallinstein. Pese a su exótico apellido Wallinstein proviene de la España profunda. Ha estudiado derecho y al comienzo de la novela es un mero chupatintas dentro del prestigioso bufete de abogados Alcañizar y Asociados. Un día el director del bufete le llama a su despacho para encargarle un informe acerca de José Carlos Mendoza, uno de los clientes de la casa que se encuentra desaparecido. El encargo, que en principio parece un mero trámite, poco a poco se va convirtiendo en un extraño misterio.

Posiblemente el mayor éxito de la novela es como de Lezea consigue hacer merger ambas historias en una sola y que aún así ambas mantengan su importancia por separado. Muchas veces uno, cuando lee este tipo de libros, experimenta cierto fastidio cuando la historia que esconde el mayor misterio deja espacio a la que es más narrativa. Sin embargo en este libro ambas historias tienen un alto interés así que no supone ningún inconveniente para el lector la alternancia entre estas dos tramas.

Otro de los factores que más me gusta de la novela es su capacidad para sorprender al lector. La historia cambia a cada paso y cuando uno cree que ya tiene todo bajo control siempre aparece un nuevo personaje o episodio que hará que el lector pierda los papeles. Incluso elementos que parecen que de Lezea pone de forma casual en la historia, poco a poco van ganando importancia y pasan de ser comparsas al primer plano.

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