Todos en esta vida hemos experimentado la sensación de sorpresa, ya sea por buenos o malos sucesos. Quien no ha sido sorprendido el día de su cumpleaños, o en su vuelta de un largo viaje; quién no ha puesto el telediario y ha visto una trágica noticia que le ha dejado paralizado.
Podemos definir la sorpresa como una reacción emocional causada por algo imprevisto o extraño. Como consecuencia de ello, nuestra atención y memoria centran su actividad en el suceso responsable de la reacción. En este artículo vamos a estudiarla a fondo y a entender su relación con el pensamiento crítico.
La sorpresa suele ser descrita como una emoción neutra, estas emociones se caracterizan por no producir, por sí mismas, reacciones agradables ni desagradables. Su finalidad es facilitar la aparición de posteriores estados
emocionales. La sorpresa es considerada la emoción neutra por excelencia.
Es una emoción muy breve que se produce de forma súbita ante una situación novedosa o extraña y se marcha con la misma rapidez con que apareció. Tanto por su brevedad como por su inmediatez, la sorpresa es una de las emociones más difíciles de fingir. Todos lo hemos experimentado cuando hemos intentado mostrarnos sorprendidos al conocer una noticia que ya conocíamos antes que el resto pero no podíamos contar. La sorpresa dura mientras estamos averiguando lo que está pasando, después se convierte en otra emoción como miedo, diversión, alivio, ira o asco…dependiendo de qué era lo que nos sorprendió, o puede no seguirle emoción alguna, si se determina que el evento sorprendente no tuvo consecuencias
Con la sorpresa se genera un estado de urgencia que pone al cerebro alerta para decidir rápidamente como
actuar, afrontar la nueva situación y reaccionar ante el suceso valorando sus posibles consecuencias.
¿Por qué razón nos sentimos sorprendidos?
La finalidad de la emoción de sorpresa es prepararnos para afrontar de forma efectiva los acontecimientos repentinos e inesperados. Aumenta la atención, conductas de exploración y el interés o curiosidad por situaciones novedosas. Dirige nuestros recursos mentales a la situación que se ha presentado de forma inesperada.
También facilita la aparición de reacciones emocionales y conductuales adaptadas a la situación novedosa. Elimina cualquier actividad residual e inútil que se esté procesando en el sistema nervioso central, nada debe interferir ante las nuevas exigencias de la situación. En este sentido, la sorpresa nos permite reaccionar de forma apropiada, tanto emocional como conductualmente. Imaginad que os preparan una fiesta sorpresa por vuestro 50 cumpleaños y el día de la celebración no mostráis sorpresa, ¿impensable verdad?
Además, la sorpresa también contribuye a la curiosidad y a la conducta de exploración. Sin ella, seríamos algo parecido a una ameba a nivel de inquietudes. Para algunos científicos, la reacción emocional más pura de la vergüenza se parece al miedo.
También nos sirve para discriminar y como decía antes, tener un pensamiento crítico. Esta emoción es la encargada de resolver lo que en psicología se llama disonancia cognitiva. Por ejemplo, si hoy llegases a tu casa y vieras que hay una vaca en tu salón, seguramente te inquietarías y te harías algunas preguntas ¿no?
Imagina una persona que no sintiese sorpresa y reaccionara de manera impasible al contemplar aquello. Lo más seguro es que no le fuese muy bien en la vida.
¿Cómo afecta al cuerpo?
En Sistema Nervioso Autónomo se produce una desaceleración de la frecuencia cardiaca, vasoconstricción periférica, pero por el contrario una vasodilatación cerebral y un aumento brusco de la conductancia de la piel. Se produce una
dilatación pupilar muy puntual en el tiempo.
En el Sistema Nervioso Somático se produce un incremento momentáneo de la actividad neuronal que involucra a toda la corteza cerebral.
Las respuestas corporales a la emoción de sorpresa duran hasta que ésta deja paso a la siguiente emoción, por lo tanto el espacio temporal es reducido.
¿Cómo afecta a la mente?
El principal efecto subjetivo es de “mente en blanco”, ya que nos invaden sensaciones de incertidumbre. Las situaciones que provocan la sorpresa se recuerdan no tan agradables como la felicidad, pero mucho más agradables que emociones como el miedo, la ira o la tristeza, consideradas estas como típicas emociones negativas.
El procesamiento cerebral se ve alterado por una situación que acontece con rapidez y de forma inesperada. Nuestro cerebro presenta un alto grado de urgencia para afrontar tanto el suceso como sus consecuencias, existe una
necesidad de adaptarnos rápida y efectivamente a lo que nos rodea.
Lo que sentisteis en el momento exacto en que recibisteis la sorpresa son las típicas reacciones derivadas de esta emoción, después comenzasteis a sentiros más alegres o tristes en función de la noticia recibida, pero esto ya
no depende de la emoción sorpresa sino de la siguiente emoción.
¿Cómo se enfrenta?
Afrontar la emoción de sorpresa es inútil, ya que si hay algo que pueda ser peligroso para nuestro bienestar esta emoción se encarga de hacérnoslo saber. Además es una emoción tan rápida que no da tiempo a modelarla, sólo podemos aceptarla tal cual es, y entender que su aparición nos es útil para poder afrontar la situación que nos ha pillado por sorpresa, ya sea positiva o negativa. Que levante la mano quien no haya recibido una llamada que no
esperaba y en la cual se le haya dado una noticia que cambió su mundo. Yo mismo me enteré de que iba a ser tío por un viejo Nokia y, por desgracia, también me anunciaron la muerte de un ser querido en ese mismo teléfono. Como podéis apreciar, en ambas ocasiones no esperaba esa llamada acompañada de una noticia relevante, sin embargo al contestar siempre tuve la misma emoción de sorpresa, lo que vino después ya resultó muy distinto. Por tanto, cuando alguien o algo os sorprendan dejaos llevar por la experiencia, no lo podemos cambiar pero nuestro cuerpo sabrá como reaccionar.
Para terminar nuestro artículo, os dejamos una serie de preguntas que quizás os hagan pensar.
¿Te consideras una persona fácil de sorprender? ¿Cuál ha sido la mayor sorpresa que nunca te hayan dado? ¿En qué otra emoción desembocó?